A UN FIEL AMIGO

Cuando salían del colegio, todos los días iban a verlo,
vendían en la tienda un bonito perro.
Os prometo papás que voy a cuidarlo, sacaré muy buenas notas y siempre tendré ordenado mi cuarto.
Los padres sin pensárselo hablaron con los Reyes Magos y el cachorro apareció en casa en forma de regalo.
El niño en una nube y los padres ni te cuento, casi se daban de hostias por sacar a pasear al perro.
Y el cachorro fué creciendo y con él sus obligaciones, ya más que entretenerles les tocaba los cojones.
Les mordía el sofá y sacarlo a pasear les cansaba, lo que les pedía el veterinario a regañadientes pagaban.
El perro cada vez más grande y la casa cada vez más pequeña, qué hacer con el perro era su único tema.
Le mandaron un Whatsapp a la tía Amparo, la del pueblo, que como tenia una casa grande a ver si podía tener al perro.
No tardó en contestar Amparo con enorme educación, les devolvió por Whatsapp una foto de su dedo corazón.

En el hotel de la playa, donde querían pasar las vacaciones de verano, les dijeron que no admitían al perro ni como equipaje de mano.
Toda la familia cabreada y el perro no entendía nada, por más que movía el rabo nadie lo acariciaba.
Hicieron lo que no tienen que hacer y se convirtieron en unos hijos de perra, cuando abandonaron al perro en una gasolinera.
El pobre animal anduvo por la carretera, buscando una respuesta, hasta que su vida acabó debajo de una furgoneta.
Y es que un perro es un ser vivo, al cual hay que cuidar, por eso los pros y los contras hay que pensarlos antes de regalar.