Un cielo vencido
Sin esquinas,
los rasgos de un andar,
que sitiando conducen al óbice naufragio
el cual cursa la senda.
El adversario en pos de mi cabeza
como manto del latido,
fija puntual al beso incandescente
junto al resplandor de estrellas.
E
cuelga grabada la estela
prendada de la sustancia volátil.
¡Ah de mí!
Con un cielo vencido
tras la noche en su cautiva memoria.
Emboscado, venerable, el mundano reposo
endurece oprimido por la fiera
rompiendo la morada.
Sigo el impulso.
Presente la constelación
de un recinto umbrío acotando el mutismo,
sumida la confusión sobre el rostro.
Conozco tan poco del ausente…
¡Ah de mí!
Con un cielo vencido
tras la noche en su cautiva memoria.
La fiebre ablanda.
Escenas rigen entre ráfagas cerceta
crepitando de sus ojos,
perlas de sonrisas acentuadas,
y el fuego de sus versos
talando las boreales auroras.
La turba idolatra y encadena,
buscando la calma en vano;
mientras muda la sombra del Augusto
y un techo raso,
atosigan en forma abrasadora.
¡Ah de mí!
...
*
Febrero 8, 2019
© 2019 Gabriela, La Dama Azul. Todos los derechos reservados.
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