Un canto a mi rebeldía.

Me gusta pensarme indeleble ante tus recuerdos.
Inquebrantable ante las tantas demandas y presiones sociales.
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No quiero bajo ninguna circunstancia ser eso que de mi esperan. Me niego, me rehuso.
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Me gusta pensarme cómo un ser solitario, salido de la manada.
Pérdida frecuentemente con las narices en las letras y las estrofas.
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Me gusta pensarme eximida de dolores mayores a las que podría soportar, incluyendo las injusticias.
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Me gusta pensarme con profundos suspiros y ser capaz de experimentar las sensaciones más grandes y extraordinarias de la existencia.
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Me gusta pensarnos merecedores de la gracia universal del derecho a nacer y saber vivir ante la inmensidad de una humanidad que se respeta y válida continuamente.
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Me gusta que pienses en huir cuando alguna vez te prohíban pensar cuando hablas, amar cuando abrazas y trabajar para saciar y estar saciado mientras prosperas.
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Cuando nos prohiban algo que nos otorga el gran privilegio de sentirnos humanos, hagamos que se ponga de moda.