Sueños...
A un mundo onírico
viajo cuando duermo,
sueño lo que deseo
y descubro lo que anhelo.
Pero a veces la misma realidad
se sumerge en la laguna
de mis recuerdos, convirtiéndose
en las pesadillas más atrofiantes
y terroríficas…
S
provocado por un Dios airado,
que burlaron su muerte
y se mofaron de su amor.
¡Por no aceptar la salvación!
¡Por escarnecer su compasión!
Es por eso que despierto
para no dormir de nuevo,
no obstante, a las pesadillas regreso.
Sumergido en el abismo de la depresión
escruto los caminos de mi mente,
para describir el nuevo mundo
en el que me hallo:
Un campo el cual estaba cubierto
de barro seco y limo de un río
que ya no existía. Me atreví a caminar
con cuidado y seguir avanzando…
Donde descubría que la noche aquí
es eterna, infinita y tenebrosa
cuya luna gibosa, posaba su hermosura.
Sin embargo, en el ambiente
se percibía un olor fétido,
un olor a putrefacción
causado por los peces muertos
esparcidos por todas partes.
A distancias me percato
que una plaga de langostas gigantes
de color negro, volaban hacia mi dirección
acercándose con mucha rapidez
y poder devorarme.
No podía correr por el motivo
de sentirme mareado en ese momento.
Sin descifrar exactamente el sueño,
sabía que estaba atrapado
en el evo del tiempo.
Mi cuerpo se paraliza
y las langostas se aproximan
para despedazarme y comerme,
empero una voz bramaba
en los vientos, diciendo:
–Descuida, mi muralla te protege–.
Y aquella voz me produjo confianza
ya que todos esos temibles insectos
se estrellaban contra una enorme
pared de cristal invisible.
Me llené de confianza
para pensar mejor
pero al final desperté.
A veces los sueños son mensajes
o presagios que usa el Creador
para advertirnos del peligro
que acecha a la triste realidad
el cual enfrentamos en este siglo.
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