Sonetos

He vuelto a recitar un soneto
sin rima, sin estanzas,
versos
hechos con un cortafríos,
que recorta, que parte en dos
y deshecha sin congojas
lo que sobra que es mucho.
Versos encendidos, de fuego
lámparas maravillosas
que deslumbran,

te atrapan en colores púrpuras y
te dejan suelto,
te expulsan como una chispa
delirante que lo
quiere todo, incordiá.
Este soneto sería para los poetas
que beben vino, que aguan
fiestas, que se burlan y
después lloran sin llanto
sus desventuras.
Como malhechores,
escondidos detrás de los
árboles ,conocedores
de bosques y sabandijas
de ladrones que
envían mensajes a sus amados,
porque antes de robar
les entra el sueño .
Solo buscan el oro, la plata
que se pringa
en los dedos del orfebre.
Tan poca cosa quieren,
para que más, si son poetas!
No son sonetos que se callan
si se le manda callar,
pero se ruborizan del sinsentido,
de la palabra destino, de
una rima atropellada,
o de saberse queridos.
Los sonetos hechos alabastro y agua fina
embellecidos con el tacto
del albañil y de la pregonera
de la alfombra y del visillo
son sonetos que no requieren poetas