SOLITARIO
Todo ha sido dispuesto:
Es la noche
tramoya, vino añejo, la copa
la mirada intangible
incesante el tremor de las velas
Las ausencias están completas
Con el primer sorbo resurge tu lengua dentro de la boca: ávida cadencia, la carnosidad que precisa la otra.
L
El segundo sorbo es el descenso: esa lengua recorre el atlas: pernocta en la cima de cada pezón, hace que bebe de sus aguas
Se abre el vórtice entre las piernas, el suave, reiterado, causal roce de tu gana pendular en la caléndula sobresaliente del abismo
Comparece la voluntad de las manos: juntan las cumbres, las estrujan, las sostienen: y la humedad irrigada hace temblar el mundo cada vez que intentas absorber el jugo de las rosas erectas
Con el tercer trago el vino se hace agua en el cuenco oxidado donde reposa la noche: tu rostro se aprieta contra la maleza: magia redentora de la lengua: criatura liberada de los pliegues carnosos, guardianes del templo de Afrodita: se atizan las llamas irreverentes por los dedos largos, inhiestos: ellos detonan el reclamo de tu sexo y todos los ríos confluyen en tu boca: látigo del relámpago que recorre la sabana entera: intenso orgasmo, su marejada incontenible, convulsión cósmica, el hondo gemido de la creación
Más tarde, abren los ojos cual si levantara el telón: ebria de Baco y de sueño loco, mortecina la contemplación de todas las cosas en el desgaste de la piel, los dedos descubren el acre sabor de la hembra contenida
Entonces queda dormida en los brazos de la verdad
Conoce más del autor de "SOLITARIO"