Sin título.

Sentado en el banco de los acusados, se halla todo el arsenal de mis errores, es hora de sacar cuentas y por qué no, culparlo de mi soledad, ésta soledad que me engulle y escupe cada vez que quiere, está soledad que me abraza fuerte y me protege de los golpes que de pronto me lanza en forma de equivocaciones.
Si, sin duda en él encontraré los pretextos correctos para no olvidarle, para aferrarme una y otra y otra vez, al recuerdo de sus labios suaves, aunque fríos y ausentes y, al aroma lejano de sus cortos cabellos, pecho breve y al pronunciado precipicio de su espalda.
Si, ya de viejo uno se torna testarudo, orgulloso y necio, y prefiere culpar a lo primero que se deje. Y ahí están mis errores, todos descuidados, confiados en que ya pagaron todas sus cuotas sin saber siquiera que tenía que desenterrarlos para justificar mis faltas y culparlos de esta soledad que de a pocos me desgasta.
Ahí están, en el banco de los acusados; todo el arsenal de mis errores, ellos me habrán de recordar cuando te llore, que tu ausencia duele y que los besos que ha tirado el tiempo; son solo consecuencia de que es hora que te ignore.

Extracto de "Amor de un viejo"
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Ciudad de México, 07/10/2022.
Falstaff.