SALY VINAGRE

Las cartas sobre la mesa.
Mi bisturí dibuja bondades en
la seda de tu piel.
Son caricias metálicas a la espera
de tu rendición.
Te abriré en canal los sentidos.
Coseré las heridas con sutura candente.
Si de madrugada tu hambre y tu sed
te acosan, recitaremos el salmo de
lo prohibido.

Y serás conmigo mi extravío, mi yo hallado
en el Jardín de las Delicias, mi sangre.
No conozco búsqueda más excitante que
recorrer los pliegues más húmedos de tu
cuerpo.
Y tocarlos.
Y sentirlos vivos y ansiosos por
aferrarse a mi deseo.
Cuando te llamo a mi cuerpo tiemblas.
Y al penetrarnos ríes y me entregas tu
historia.
Amándonos, me pides sal y vinagre.
Y empapas las heridas y me retas a
dolores más profundos.
Y aquí me tienes.