ROSA Y ESPADA
No me hables de sangre y venganza,
rogabas tomando mi puño derecho,
porque la piedad gana los corazones.
No me hables de guerra y prisiones,
decías orando junto a una cruz.
Y se apacigüe la tormenta de rayos,
repetías abrazando mi espada.
En mi frente resaltaban signos marciales,
más allá de la vida o de la muerte;
y en el pecho desnudo las cicatrices
de tus más bellas rosas.
No me hables de una historia tatuada
con la sangre del hermano vencido,
pedías junto a nuestro rosal.
En mi frente brillaban las formas del odio,
en mi voz el acento altivo y rebelde.
Mira, te dije, comparte mi copa,
trofeo arrancado al enemigo
y colmada con savia de la violencia;
néctar precioso que huele a victoria.
“No me hables de guerra y venganza”,
resonaba en mi alma de conquistador,
mientras tú en silencio de amor
afilabas con besos mi espada y arrojo.
Y en nuestro lecho se hizo la paz.
DERECHO DE AUTOR
Música: Sangre Española.
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