Retórico.

Continúas alimentando a un ser que no podrás controlar,
Que nació para atiborrarse de tus deseos y el de las otras doncellas.
No, no te quitaste los botones y te liberaste el torso porque deseabas.
¿No lo ves?
Cada jugada, cada paso que doy, fue meticulosamente previsto.
Y
Si es que te permito alguna.
Oh, estrellita.
Me place tu contoneo febril de chica mala que sólo va hasta a su destino,
Porque el Dios del Bosque así lo quiso.
Y hoy soy esa divinidad.
¿Vas a mirarme con esa sonrisa?
¿Te impresiona la longitud de aquello que me hace hombre?
Querías jugar y soy adicto a este juego.
Ahora, arrodíllate.
Necesito que evoques una plegaria,
Necesito que te conectes a tu Dios.
Esa boca suave, obscena, provechosa
Queda mejor con tus súplicas al pie de la cama,
Y soy el único que puede oírlas, y entenderlas.
¿Lo ves?
¿Lo escuchas?
Es mi coro de delicias en el claro oscuro de lo que llamo 'La estancia'
Pero no es más que nuestro jardín de deseos.
Ahora, conviértete en sacrificio,
Dame tu carne porque no me apetecen las almas.
Soy más terrenal, más egocéntrico y caprichoso.
Dame lo que te hace mujer.
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