Realidad próxima

Cuando la primavera yacía rota, el viejo no tenían más refugio que su única banca de cuna, donde sus nefastos recuerdos giraban danzando entorno a su íntima infancia. Fue aun entonces que una inoportuna visita de gala tocó la puerta de su hogar, mezclando una rigurosa sensación de amargura. El viejo se paró de si sitio aún asustado, pues, nadie lo había visitado desde la muerte de su hija.
Quizo saludar a la visita, mas el intento fue sumamente nulo.
La visita lucia tan asombrosa como aquella nota mística de mi, su pelo era lo bastante largo como si de una película se tratara, y como si fuera poco, su voz combinaba el tono de una profecía.

—Te voy a liberar de tu nostalgia—Dijo la visita.
El viejo muy sabio, ya tranquilo respondió.
—¿Tu eres eso de lo que toda la gente habla?.—El viejo completó la pregunta diciendo— Quiero que usted me de toda la sinceridad posible.
El no quería callar su intriga que era enormemente abominable, quizá, mucho mayor a su voluntad.
El viejo insistió.
—Si eres lo que pienso ¿Que tienes para mí?.

E

l té ya estaba listo cuando la visita exclamó.
—Sé que ya estás listo ¿Quieres que de el siguiente paso?
—¡Sí! lo deseo.

la visita tomó lo más querido del viejo, se llevó sus deseos y junto con ellos... su vida.