Querida enemiga

2013 Feb 06
Poema Escrito por
Lukas

Querida enemiga:

Te escribo para darte una noticia muy triste: lamento mucho decirte, que ya no podremos seguir siendo enemigos. Te pido disculpas, aunque sé que no hay disculpa que valga. ¡Lamento tanto decepcionarte!. Pero en estos últimos días no he sentido el coraje propio del combate. En cambio, sí he sentido, que ya no puedo sostener una contienda de esta magnitud. No tengo la fortaleza suficiente para enfrentarte, y sé bien que aún si la tuviera, no llegaría siquiera a hacerte un rasguño. No podría lastimarte. Mi mano no tendría la fuerza suficiente para levantar mi espada y señalarte. Mis ojos. Mis ojos no brillan como lo hacen los ojos de un guerrero. Lo hacen de otro modo. Aún hay fuego en ellos, porque un guerrero jamás pierde la luz estelar de sus ojos, que permanacen imponentes, como si en vez de que el tiempo avanzara para ellos, fueran ellos mismos quienes avanzaran en el tiempo, viendo más allá que cualquiera y jamás envejeciendo.
Querida enemiga, recuerdo nuestras batallas. Jamás conocí ferocidad como la tuya. Más aún, jamás la vi acompañada de tanta elegancia. Tus brazos se movían como aspas en la nada. Tan hábiles y certeras como dagas afiladas o el vuelo de un halcón. La gracia de tu espada, engalanaba cada ataque. Cada golpe. Cada estocada. Tu técnica era un danza digna de observar. A tal punto que, confieso, muchas veces quise detener mi ataque, detenerme en plena marcha y obvservar, para poder, tán sólo por un rato, maravillarme.
Querida enemiga, hoy quiero contarte, el porqué de mi desición:
Nuestro último encuentro fue feroz. Fue un día voraz. Más voraz que el resto de los días. Ambos dimos hasta el máximo y probamos nuestro límite. Tú me marcaste con tu espada, una línea pronunciada, en mi hombro, cerca de mi espalda. No ví venir el golpe. No supe contener el ataque. O lo que me dió mas miedo en ese momento: tal vez no quise. ¿Es que estaba ya cansado de luchar por mi causa? ¿Seguía creyendo en ella? O quizás el destino se había puesto de tu lado porque tenía mejores razones; mejores motivos. ¿Era la voluntad de los dioses que yo cayera? Quizás, en el peor de los casos, me estaba volviendo viejo. ¡No! ¡No voy a permitirme perder! No debo dejar que su espada se imponga, pues todo por lo cual habría luchado sería en vano. Debo ser yo quien salga victorioso esta contienda.
Sin pensarlo dos veces, giro sobre mi cuerpo para alejarme de tu espada, mientras bajo mi cabeza para evitar el ataque. Contigo a mis espaldas confío en que me subestimes, pero antes de que puedas hacer nada, el filo de mi arma ya besa tu rostro. Y es ahí cuando me dí cuenta, al verte anonadada. Te mantenías atónita. Sospecho que te sostenía tu alma. Yo bajé mi espada, mientras mi mirabas despavorida. Marchaste rápido, para que no te viera derramar una lágrima, y por eso, tampoco pudiste ver las mías.
Querida enemiga: te confieso, desde el fondo de mi alma, que desde el primer día que te ví, estoy enamorado de tí. Y jamás podría, ni siquiera una vez más, verte herida. Perdóname enemiga, no quiero pelear más.

2013 Feb 06

Lukas
Desde 2012 Nov 26

Conoce más del autor de "Querida enemiga"

Descubre más poemas de nuestros autores