quema el atardecer

Ahí esta, el gigante amarillo
que hiere sus alrededores como ascuas
y hace sangrar el paisaje
con sus espadas luminosas,
mientras huye con el tiempo
sin querer ser visto,
mientras corre y deforma con su pasión
por donde pasa y mientras tanto, la vida se para.

Así, la oscuridad abraza

barriendo toda esperanza.
Y ya se fue, y el frío arrasa
no se dejará ver
hasta el siguiente amanecer
Y con suerte el tiempo ha de permanecer.
Y así atardecer tras amanecer
hasta que el tiempo te haga desaparecer.