Poema V
Es inútil;
no me despertará la mañana ni el goce de la noche me traerá su calma:
estoy hecho de trincheras, de incendios
que parecen distantes jugadas al borde del universo.
Soy opaco a los guiños del sol;
no conmueven mi pesada sustancia los relámpagos que braman la tormenta.
Así he pasado los años.
La ciudad que tanto amé quedó cercada como una barca a punto de caer:
alguien se apodera de ese pájaro que vuela hacia el sol,
Yo vi el amplio corredor de estrellas estampado en la distancia;
me interné en la selva entreabierta a esperar el sermón de los muertos,
las brasas apagadas de la despedida.
Obtuve, sí, la sorpresa de mi fuga en tránsito,
y el calendario de agua visitado por el tiempo.
Sospecho que algún ángel brotó su sangre
y me baña de color hasta sangrarme.
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