POEMA PARTE I

La sangre sede
al deseo ardiente…
solo la inmensa ternura
que de mi alma brota
evita, que mi cuerpo arda
percibo, siento
el olor del vapor
que de tu cuerpo emana
tibio, sensual
que me seduce a amar…

despacio, pero ansiosamente
nuestros cuerpos se acercan
tan cerca…
que siento el calor
que de tu cuerpo escapa
nuestras pieles se tocan
nuestras caras rozan
mis labios en tu boca se mojan
mis manos tu cuerpo dibujan…
el fuego se aviva
el deseo crece
las almas en nuestros cuerpos
se agitan, se estremecen
despacio, en la cama te posas
y contemplarte puedo
ahí… inerte, ansiosa
ardiendo de deseo
como el desierto
espera la lluvia…
como el rocío
que al desierto moja
mis labios
en tu cuerpo se posan
con ellos conozco
tu cuerpo, tus sabores…
y cuando el placer
es tan grande
que al cuerpo
no se somete,
con suaves lamentos
con suaves gemidos
de él escapa…