OLVIDO
2016 Mar 29
Poema Escrito por
Yo prefiero el olvido de la palabra cuando estás a mi lado.
Algún día encontraré una palabra,
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
de soledades compartidas.
O cuando nuestras respiraciones se encontraron,
no tuve,
más remedio
que acariciarte
la nostalgia de hombre inhóspito.
O cuando nuestros labios tenían otras ocupaciones,
de rocas gruñéndose las unas a las otras,
de abismos elevados, noches en llamas,
ni días con nubes de plena oscuridad,
el final del Eón Proterozoico.
O cuando nos miramos a nuestros ojos,
sin despertar miedo,
o sólo asco,
o sólo olvido.
O cuando.
pronuncio la palabra futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.
Cuando pronuncio la palabra olvido, veo nuestra
vida como un erial.
¿Para qué diablos habrás empezado a buscar emociones
en las malas compañía de mujeres oscuras? para llenar la
vasija de nuestro olvido.
Tú y yo.
Estamos en la misma habitación
En el mismo lugar
No podemos hablar, no tenemos palabras.
El olvido nos está matando.
El olvido está haciendo daño.
El olvido me está perdiendo.
Año tras año, pueden transcurrir
mil vidas.
Un momento por favor, no te vuelvas
hielo, cuando el frío
aprieta, mi boca ya está seca,
y no puedo sostener este dolor.
Cada vez que combustiones con
otra mujer, recuerda mi pecho, no
encontraras diferencia alguna y
desaprenderás a volar.
A veces sólo en la soledad del arrobo,
en los miedos de la infancia,
anida por más tiempo.
A veces el olvido se asombra
de haber envejecido.
Y no me mantengas más tu sonrisa lacónica.
Quererte fue cruzar la carretera con los ojos
cerrados y el semáforo en rojo, fuiste un día
de invierno sin abrigo, una autopsia vacía.
Pero que no se me olvide;
que no se me olvide, que soy mía antes que de nadie.
Que no se me olvide sentir, caer, tropezar, cicatrizar.
Que no se me olvide cómo era antes de ti.
Que no se me olvide las cicatrices de tus sábanas estampadas.
No estaría mal una cierta
invisibilidad, un cierto olvido
pardo, un olvido pedregoso.
Aún mejor un cierto no-haber-sido,
por un tiempo corto o hasta largo.
Me siento como un prisionero de guerra,
que espera el fin de la lucha, que le
digan que ya no tiene que [sufrir más]
Tal vez no me deseas más,
o tal vez no me amas más.
Y yo, ¿cómo iba a saber?
Si ya no me susurras tus miedos.
Si no lloras más en mis sueños.
Si no escribes más que promesas.
Yo prefería nuestros silencios,
cuando me amabas, vida mía,
era la única manera de
cubrirme de hojas.
Tomar aliento en la arena,
alzar el vuelo con alas;
y dirigir la mirada tras,
una chispa del viento.
Excepcional ocasión,
para recordar por un momento
sobre qué no se habló
con la lámpara apagada en la más
íntima soledad.
Me siento sola olvidada en el olvido,
pero la tierra gira indiferente, sobre su eje,
(en un espacio abandonado) olvidado
para siempre.
Me figuro que al fin o al principio, es algo
como una caída de hombros, el momento
de expirar de olvido, de abandono cruel, estado
circunstancial perenne.
Lo peor de mi vida, es que al final siempre decides irte,
te deseo toda la suerte en el infierno.
Terror.
Miedo.
Dolor.
Cárceles que son hogar.
Me siento un reo.
Siento la navaja en tus caricias.
Olvidos
24 horas duras de esperarte.
1.550 minutos de violencia.
96.450 segundos mirando,
por la ventana tu llegada.
Mi próxima estación será la primavera, de las mujeres libres,
ese lugar donde no estás tú.
- 100.000 soledades -
Yolanda Jiménez
2016 Mar 29
Yolanda
Desde 2016 Ene 31
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