OBSERVO, SIENTO Y CREO
Observo, siento y creo
¡Observo!… a este cielo que tan silencioso se encuentra.
El reinado del brillante sol acaba de tajo debido a que su hermanastro el ocaso devora sus rayos. Caballeroso como ninguno sede el lugar a la brillante luna.
Sus millones de hijas peinan lentamente su plateada cabellera y así ella luce sobre los cielos como la hermosa princesa de las miles de estrellas.
Mis ojos intentan encontrar a mi amada entre todos esos astros celestes, pero aun no es su momento de que su cuerpo surque fugazmente este vasto firmamento.
¡Observo!... A los planetas disipar la momentánea ceguera de mi mirada.
L
¡Observo!... a mi amada que rápidamente pasa coqueteando con quien le desee. No le importa que mi corazón se duela por sus acciones.
Hoy, ni mañana, ni en un futuro pretende darme explicaciones. Ya no soporta escuchar mi voz, orgullosa no cede ante los reproches de mis ojos. Estos que le lanzan sus miradas cargadas de tristeza cuando su luz ilumina mi cielo, anhelando que una vez más acepte ser parte de mi destino.
Mis brazos se encuentran desilusionados debido a que no tiene más cuerpo que señalar. Mi mente les recuerda en cada unos de sus movimientos las acciones de tu mal actuar.
¡Siento!... como mi desilusionado corazón una vez más intenta vivir sin tus latidos, latidos que alguna vez eclipsaste con tu luz.
Mi voz suplica al añejo viento que no le traiga a mi olfato el recuerdo de tu aliento.
La luna apenada se refugia detrás de aquellos nubarrones. No pretende que la observe y le reproche la conducta inadecuada de su hija consentida. Aquella que logro mantenerme deslumbrado ignorando a estas probables oportunidades que me brinda mi futuro.
¡Siento!... como tú malicioso reflejo se desliza sobre mi cuerpo pretendiendo despertar sensaciones que antaño dormían dentro de mi piel, esas sensaciones despertaron mi libido; que fugas se desbordo y posteriormente se ahogo en una completa nada.
Creo que los mares me hablan, me cuentan de ti; del motivo de tu desliz. Mi razón asiste al corazón rechazando su cobardía, cobardía que reprimía con miedos a mis sentimientos y que ahora me cuestiona, ¿del por qué deseaba estar contigo hasta el final si solo mentiras me recitabas?
Creo que mi negación me ato no permitiendo ir más allá de la línea de la verdad, en donde tu despotismo ondeaba sobre tus azulados castillos. Mis lágrimas surgen perdonándome el haberme obsesionado de ese alguien que nunca me amo.
En estos momentos mis manos rechazan señalar aquel pedazo de cielo en donde te conocí.
Mi vista ya no es prisionera de tu brilloso cuerpo.
¡Siento!... que tu corazón nunca me amo, que fui parte de tu juego que me idolatro.
¡Aun quedan seres que te deseen ya que desconocen tu identidad!
En ocasiones tu soberbia te hará creer que mis ojos te buscan sobre los cielos,
pero con el paso del tiempo confirmaras que a tu figura ya ni la recuerdo.
Mi razón exige al corazón un nuevo amor, Esta vez como la anterior peleare porque sea una historia diferente.
Sé que debo de solicitar ese deseo a una estrella de otro planeta, a esa estrella que noche a noche me observe y que nunca se canse al desearme.
Elegiré a ti la más humilde, la más pequeña; la que proyecte su amor sobre mis labios con la seguridad de abatir mis inseguridades.
Así como alguna vez tu infidelidad traspaso mi fidelidad. ¡Que lo efímero no me haga traicionar a ti, la futura estrella de mi firmamento!
¡Observo!...Como mi mirada se impregna con esta luz. Esta que me no desiste por ser el anhelo de mi sueño. Su cariño se posiciona sobre mí, alejando más y más a ese nefasto recuerdo.
Aun después de observarme llorar, después de escucharme decir que deseaba morir por ti.
Comprensiva acaricia mis mechones plateados disipando los pocos momentos de incertidumbre.
Es esta noche entrego mi corazón a ti, mi bello ser celeste. Mis suspiros se unen con este viento llevando mis besos hacia tu cielo.
Mi piel acepta sin dudar las caricias de tu luz, mi cielo idolatrara tus facciones. Esas que de verdad me desean, aunque el día por momentos nos ignore.
¡Observo, siento y creo!...
Que es momento de compartir mi destino con esta estrella que no es viajera, que no es fugas; que no desee proyectarse de momentos en mi mirar.
Ella me exige que en todas las noches mis pensamientos lleguen y se llenen con su cuerpo.
En cada una de mis noches le observo y sé que en los largos días me extraña y creo que ya me ama.
Observo el final de aquella historia efímera, creo que nacen y crecen infinidad de sentimientos y siento que es momento de despertar en ti y que tu sueñes dentro de mí.
Observo, siento y creo, que nuestros corazones serán por siempre leales a nuestros sentimientos.
Autor: Mario César Palma G.
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