NOTA DE SOL

Cuando el sol
en su melodía de ocaso
toca baladas en violín
de cuerda brisa.

Estoy en el dulce gusto
de conocer el olor
del petricor
cuando paseo por el campo.

E

fímera ataraxia,
bonhomía que resplandece
en mi eterna selenofilia
que encuentro en la noche que teje sueños.

El cielo mañanero
en inefable maravilla
lleno de mar con olas de espuma
de nubes en arrebol eclipse marino.

Donde cantan sirenas
la denodada existencia
de gratas melodías
tocadas de ocaso marino.

En donde bailan auroras boreales
en luminiscencia con ondas perdularias
donde se yacen barbárian historias
de gente nefelibata.

Me gusta
la etérea melodía
en el perihelio
de la cúspide acendrada del fervoroso canto.

Del sublime celaje
multiforme infinito
de sol melodía
al depauperar la razón mía.

En sempiterno trémolo
donde escucho el ubérrimo
sonido de la naturaleza
al obnibular tu fértil melodía.

Orate plañir
al oler el petricor
del aroma fértil de la
sempiterna melodía.

Escucho tu dulce canto
por noche y día
todos los días
cuando veo el eterno brillo del ocaso.

Cuando pasan las estaciones
por los meses del año
todo cambia a su tiempo
pero mi amor por ti, no se inmuta ni un momento.