NADA QUEDA Y NADA SIGUE

Desmenucé mi sueño en mil pedazos,
en vez de abrir fui cerrando mis brazos,
caí desnudo en un crepúsculo encarnado
que poco a poco fue tiñéndose de oscuro;
sin piedad cayó sobre mí todo el pasado
y progresivamente se borró el futuro;
no quedaron ni cadenas ni fronteras
todo fue cárcel, todo fue encierro,
hasta que una paloma de la nada
apareció ofreciéndome sus alas.

Dudé al no saber si estaba bien tomarla
o dejarla ir para no herirla,
pero ella se ofreció tan tiernamente
que me resultó imposible condenarla.
Salieron de mi boca dos suspiros,
uno se perdió y el otro aún me llama.
Se acrecienta mi temor a un posible vacío
a medida que se me va llenando el alma.
Cansado de seguir hacia adelante
me desvié cruzando todos los caminos,
y desde lejos me miró el destino
quien decidió dejar de ser mi amante;
y la locura sigilosamente
entró a mi vida y me robó el llanto,
me repitió que no era para tanto,
que todo dependía de la suerte;
pero más luego se asomó la muerte
mostrándome sus garras y sus dientes,
me llevó y me trajo como un niño
y me dejó perdido entre la gente.
Si no fuera por esos golpes de alas
que anticiparon la dulce llegada,
si no fuera porque hoy alguien me llama
sería una tortura seguir vivo.
Por eso nada queda y nada sigue
todo es instante, todo vuelve y todo aguarda;
la mirada de ayer está pendiente
y el adiós de mañana espera mansamente.
Será que mi cabeza no tiene respuestas
para las preguntas que aún se dilatan;
será que mi delirio es mucho más grande
y mucho más profundo de lo que pensaba;
será que el amor aún me llama.
Una sonrisa me mantiene erguido,
le debo lo que tengo y lo que me falta;
nadie está a salvo en este camino,
nadie se cubre y nadie escapa;
por eso su mirada entra en mis venas,
porque me hace olvidar de la sentencia
que llevo como una cicatriz en mi pecho
por todo lo que haré y por lo que ya está hecho.
Me ayuda a despertar cada mañana;
me ayuda a convivir con el silencio;
puedo callar, puedo cantar,
puedo ser diestro;
puedo reír, puedo llorar, puedo ser necio.
Y sé que despertar requiere haber estado
y volver a estar alguna vez dormido,
y sé que nadie es ajeno al olvido;
y sé que nadie se cubre y nadie escapa;
será que el orden es un desorden sucesivo;
será que el amor aún me llama.

Del libro "AMARNOS Y MATARNOS"
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