MUÑECO VUDÚ

MUÑECO VUDÚ
(De "ARCANO DE LA OSCURIDAD")

Mariano era un buen tipo según sus amigos, muy dado a correr olas y por las noches atracción en el club, donde mientras él hacía castillos con las barajas y contaba sus aventuras amorosas, sus amigos se emborrachaban hasta no poder ni pararse. Todo parecía seguir un curso normal, hasta que una madrugada al llegar a su departamento encontró un muñeco vudú con su nombre clavado por varias partes con alfileres y cosida su boca con pelos de mujer. De primera impresión, soltó una tremenda carcajada y de una patada lanzó el asunto hasta un rincón oscuro cerca del recipiente de basura. Inmediatamente, sintiéndose algo aburrido se acostó, ahí empezó su calvario porque no pudo conciliar el sueño.
Por la mañana, investigó por donde ingresaron al muñeco, resultando que por la ventana sin seguro, aunque sin indicios de forzamiento.
– Debieron de usar una lampa muy larga – masculló.
Enseguida pensó quemarlo, pero decidió poner en una cajita y enterrarlo. Esa noche de nuevo con sus amigos y, sabiendo que debía dormir de cualquier modo, se llenó de brandy. Esa vez sus sorprendidos camaradas le llevaron a su piso. Cuando entró al sueño, supo que ahí le esperaban seres de pesadillas, donde las féminas se divertían grotescamente, mientras a él atado a unos maderos en X semejando al cuadro “El martirio de San Bartolomé” le hacían sentir los contrastes más raros, entre libidinosas cosquillas y despiadados pinchazos. Mariano tuvo grandes intenciones de gritar, pero le habían amordazado. Y fue debido a esa pesadilla que recordó al muñeco vudú. Otra vez pretendió quemar a la figura, pero le vino a su mente un reconocido anticuario. Al visitarle, fue aconsejado de ofrecer pelea. Por lo tanto se llevó el grimorio “Arcanorum Magicae Maleficarum” al costo de uno de sus ojos de la cara. Llegada la noche avisó a sus amigos que no asistiría por algunos días. Y tan cual lo aconsejado en el opúsculo se preparó para el pacto.
Al llegar el tiempo señalado, armado de valor y unos tragos, se internó en el bosque a plenilunio. Llevaba su breviario con las fórmulas y una cruz por si acaso. Antes de todo apuró su brandy. Cerca de las doce inició el rito cuando a lo lejos las campanadas empezaron a repicar. Y las oraciones iban una tras de otra, hasta que cerca de las tres vio acercarse la niebla, cada vez más espesa y una sombra cual proyección de un cuerpo humanoide, miró por los lados para identificar la causa, pero nada; sin emabargo esa silueta. Entonces Mariano se dio cuenta que algo no iba bien, su imaginación de jugaba una mala pasada. Al ver su breviario, unas palabras destacaban: La sangre, la sangre, ¡sangre tuya! Eso no le gustó, y trató de dar unos pasos retrocediendo, pero cayó entre las rocas hasta herirse, derramando su iniciación en suelo hechizado. Fue así que ante su vista empezaron a cruzarse imágenes guardadas en su vigilia y de los sueños; desaparecían por fin los linderos entre la razón y locura. Mariano desesperado buscó otra botella de brandy, pero las risotadas de sus acompañantes de una pesadilla de vicios y desenfreno eran signos claros de perder el juicio. Intentó caminar y apartarse del lugar, pero por la oscuridad y extravío de su linterna se golpeó la frente en un añoso roble, hasta desmayarse.
Después de tres días fue hallado deambulando en un camino cerca del pueblo, sin pantalón y chamarra. No podía reconocer a nadie. Y daba nombres de sus pesadillas a los interlocutores, en el fondo era notorio que algo anormal le había llevado a las sombras de la confusión irracional; su pacto con la oscuridad era eso, había resultado.
¿Y el muñeco? Esperando que Mariano alguna vez retorne del manicomio.

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18/09/2023
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Fondo musical: EL REINO SELLADO- Adrian von Ziegler.