Misiva a medianoche

Recuerdo en el fraguar de esa medianoche
de nuevo anuario,
sentada en la fiesta
sin alegría que cosechar,
de tu hogar a mi cariño
como un hidalgo caballero,
fue el murmullo de la esquela
que brotó de la palma de tu alma
de lo colosal, de lo bueno
de lo más fuerte que arrecia,

sientanse celosas,
llegó tu tierra puntual en lo acordado.

¿Qué piensas ahora?
¿fui tan afortunada, tan fuerte, tan débil o quizás?

Nunca te di las gracias,
gota a gota lo siento
desde Los Andes cuya vista
la tierra de tus ancestros
enaltece.

Volviste,
para ti.