MIS POROS
La noche se anida en los pórticos
de mi ira contenida, de ese fastidio
que colma mis vasos sanguíneos,
del fuego explosivo que se yergue
paulatinamente, y que en algún
revés de estos días, de guerra preconcebida,
hará erupción, incendiando todo por doquier.
Luego vendrán los lamentos,
las culpas innecesarias
de sudores ácidos y maldiciones masculladas.
Escribo, sintiendo las hormigas de la cólera
carcomiendo los trozos de tranquilidad,
que apenas subsiste.
Se avecina un torrencial de furia demencial,
de acabar con cerros cubiertos de lodo líquido
que entierra mis pies en una batalla campal,
por zafarme y dejar libre mis huellas.
Escribo, en este aguijoneado silencio que traen
los espectros en sus bolsillos, soplan
secretos sumariales mientras un cigarrillo
calma el palpitar de mis sienes y una necesidad
bestial de arrancar de mis suburbios,
la saña pretoriana que se condensa en mis poros.
Yaneth Hernández
Venezuela
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