Mi vida en quince años
Nació extremadamente tarde un accidente
Cuando su llegada al mundo no fue conveniente
Donde sobraba la bondadosa humanidad
Donde sobraban problemas de natalidad
En la cuna de las pelotas policromáticas
Q
Se radicó para dormir con sueños oscuros
Y no recordar más que lo negro de sus sueños
Más tarde que temprano diría una palabra
Demoró tres años y medio en pronunciar mal
Creyendo su propia madre que era retrasado
Al verlo no hacer más que gritarles y observar
Pensó lo peor de él por su oxidada matriz
Y el pequeño sorprendió a toda su familia
Cuando fue capaz de hacer uso de la razón
Empapado de curiosidad por el saber
Se le hizo demasiado simple aprender lo nuevo
Naciendo otra vez como un niño superdotado
Un genio sin una área exclusiva a explorar
Capaz de convertir en diamante lo tocado
Solo que él lo social nunca pudo tocar
Hizo unos pocos amigos de la muchedumbre
Criticó a ésta sin falta de fundamentos
Aislándose en el refugio de una amistad real
Hasta que por fin halló el amor en los trece
Cuando conoció a aquella joven tan preciosa
Que parecía sacada de sus sueños íntimos
Se amaron con una locura que cegó a ambos
Siendo imposible que identificaran defectos
Se amaron hasta el último y fatídico día
De vuelta de la travesía de la princesa
Ésta perdió el seso que le quedaba arriba
Y abandonó a nuestro protagonista azul
Sin alguna cuerda razón aparentemente
Provocando la extrañeza en nuestro querido hombre
La infelicidad y depresión se le acercaron
Y lo golpearon con impresionante violencia
Pero se fueron en pocos meses los matones
Cuando les apareció el gigante defensor
El que había sido querido pero olvidado
Reencarnado en una nueva persona, su amor
Estuvo feliz como antes en esa semana
La semana que constaba de cinco días
Donde volvió la infelicidad y depresión
En mano del término del amor de su otra amada
En mano del término de la épica canción
Sin embargo la trova no termina en los quince
Ni acabará en los veinte, treinta ni cuarenta
Porque ni siquiera él ni nadie más sabe
Ni el padre de él sabe que le deparará
Lo que le deparará lo ahora inexistente
A ese joven extraño y misterioso, a mí
Por lo que dejo el día de hoy, la pluma sin tinta
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