Mesa de silencios

Sobre esta mesa de silencios frágiles
Le hablo a las almas olvidadas
Compañeras de ruta sobre el oficio de planeta errante
Por encima de estos alimentos fríos
Las miradas chocan como pájaros ciegos
Engranajes secretos mueven sigilosos
La inestable realidad desde dentro de los genes
Las manos van desgranando panes en migajas
Las confusiones llenan copas y una bruma sorda inunda la sala
Mientras
Yo les hablo a las almas agotadas
Sutiles hilos de aire en este mar de piedra
Les hablo a los corazones calientes
Cofrades hermosos que resistieron estoicos el invierno
Cuidando todos los fuegos con palos y cantos prohibidos
Les hablo al niño escondido bajo la sabana de la adultez
A la semilla olvidada en el granero
Al hombre valiente que aún no sabe que lo es
Le hablo al animal incomodo
Al que siente un escozor constante en la civilización
Cuantas manos hacen falta para mover el sol
Para romper la telaraña del tiempo y salir dando discursos fluorescentes en idiomas nuevos e inolvidables
Les hablo a las almas inquietas
Les hablo sin saber que decir
Les hablo pidiendo auxilio
Sobre esta mesa de silencios
Lanzo miradas como gritos en la oscuridad
Un alud de preguntas aún no concretadas
Un sepulcro abierto que anuncia luz
Una maraña de ecos y de siglos contagiosos
Mi voz de faro marino apuntando a la memoria
Como vestigio de la espera infinita
Un rayo de respuestas a tropel
Alzando en vilo a los comensales de sus sillas

Conoce más del autor de "Mesa de silencios"