Lo que soy.

No, no soy lo que las marcas imberbes de la tierra me han ofuscado en la piel.
No, tampoco soy el juicio que me diste al verme.
Soy aquel claro de luz que ilumina la densidad del bosque,
Pero también soy su oscura sombra por debajo de los altos árboles.
No, no soy la máxima sabiduría,
Soy, más bien, la inexperta curiosidad que me obliga a querer comprenderlo todo.
Tampoco he sido ni seré nunca un hombre sin pecados.
Llevo la marca de la inocuidad de la estirpe, y la genética de la prole.
No, no soy aquel que desciende de los desterrados del jardín,
Y mucho menos hijo de los vigilantes.

Soy las historias perdidas, los libros rotos,
Las heridas abiertas.
Soy la luz, la lujuria y la suciedad,
Pero también lo limpio y la pureza.
Soy Humano, soy mortal, soy blanco y negro.
Porque lo soy todo, incluso cuando me ves siendo nada.