La treceava consonante

Un piélago inundado
se adueña del oleaje de las odas;
sobre el imán de palabras que os hicieran
dar claridad, a vuestro intimado corazón.

Las nubes abiertas
reivindicando las velas,
adentrada al remolino que muda
al resumen, de un pasaporte de habitaciones clausuradas.

D

etenerse bajo la lluvia de Arándanos,
suspiro y viento;
acelerando las letras de mis espejismos,
recordándote a la vuelta de una esquina.

Presentir vuestro albor a la distancia…
Sentir a los pechos fervorosos
manando el presagio inevitable,
del verano infinito que se posa en mis quimeras.

Repasando el refugio de vuestro talante
se recrea la escena de algún sitio,
donde bastaba solamente vuestra mano
para alcanzar la inmortalidad.

El café de la mañana
se endulza con cada interrogante;
y el frio se difumina
caminando con la intimidad del sentimiento
alrededor de cinco cuadras,
dónde esperanzada resguardo vuestro nombre.

Resumir las demostraciones
a cada enigma acongojado, al fondo del esternón temeroso
y esperanza que se desliza
por la treceava consonante.

Y el corazón al galope
urdiendo escrupuloso entre la prosa exacta…
por lograr la súbita presencia,
sobre un trozo de lápiz imprimiendo
vuestros dedicados versos, en el trozo de una nota.
*

Octubre 10, 2016
Autor: Gabriela Ponce de León
-La Dama Azul-
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