La sílaba
Me siento y escribo.
Presuroso,
no vaya ser que se me olvide
la sílaba que imaginé ayer.
¡No dejes para mañana
lo que puedes hacer hoy!
La mente anda más rápido
que la mano
se están siempre inmóviles.
¿Qué sílaba ideé ayer?
Sobre la ventana
el horizonte se esculpe
en un naranja traslúcido
y cierto calor anuncia
que costará agarrar el sueño.
¡Que no falle ahora
la tinta de la pluma!
Todo es tan incierto:
la vida, el amor,
la fe, el recuerdo,
la prosa, el verso,
el paso que mal dado
puso carmín en mi rodilla...
¡Esta duda honda en todo
que enerva mis ánimos,
que me sulfura las entrañas
y carcome mis ya de por sí
frágiles pensamientos!
La incertidumbre no tiene nada que ver
con el color naranja del ocaso.
¿Incertidumbres?
¿Dudas?
¡Claro, la sílaba: yo!
Conoce más del autor de "La sílaba"