La ramera de Babel

Eso que tu llamas amor
Eso… Eso no es amor.
El amor, es algo que…
Hace arder la carne y el alma en el fuego de la pasión
Y te deshace toda ilusa ilusión en la precipitación de su entrega
E
y no se apetece nigua retribución que la satisfacción de lo amado.
En el amor el pago es la conspiración del amante
Y hacer de la muerte algo viviente en nuestra inocente mente
O el ahogo de toda la respiración al beber de sus labios el néctar de los dioses.
Eso que tu llamas amor
Eso… eso no es amor
Es que inviertes la sensación del vacío
Porque eres un ser adulto que se siente extraño
Y recuerda en una mujer el cariño que tu madre te ofreció de niño.
¿Cómo crees que mis labios reemplazaran la añoranza del seno que te alimento?
Acaso sientes mis alientos sediento y hambrientos por lo bajos instintos.
Si soy una ramera, que disfruta de sus trabajos, y créelo gano más que primer ministro
Reyes son mis bueyes, ¿hombre de poder, qué me has de ofrecer?
No, no es por el dinero. Solo es por ver su rostro que a mis pies postro.
Mírame, mírame desnuda
En mi intimidad,
Es el sentido de existir entregada al placer
Si,
Es verdad, yo no lo hago por el pago, ni por necesidad
Yo lo hago por diversión, es mi perversión
Ya que en mi caso no hubo eso que dicen de un “Abuso”
¡Soy yo quien abuso del sexo!
Pues es de moda andar de cama en cama desnuda.
Eso que tú, llamas “amor”
Eso, eso noes amor,
No llores mas como un niño
Que a ti no le hare lo que al poeta,
Que fue mantenerlo bajo mis engaños
Vendiéndole mil sueños.
No a ti no te hare eso,
Por eso siente en mí que cada beso es falso.
Eso que tú, llamas “amor”
Eso… eso fue en otro tiempo
Todo lo del matrimonio no es más que un pacto de la aristocracia
Los campesinos no se cazaban por amor
Una alianza de poderes, la privatización del órgano
La extensión del dominio sobre la tierra
O la conclusión a una larga guerra
Así, reyes y reinas eran presos de su imposición
No… no es amor la revolución francesa
Que se mofa de la libertad del consumo
La libertad es la de hacer lo que quiera con mi cuerpo
Incluso subasta
¡Ah No llores más, que no me importa cual sea tu raza
Yo también soy de buena y fina casta
Y no recuerdo las miradas del poeta
Quien me ensoñó como su musa
Develando en mi naturaleza la sonrisa siempre falsa.
Medellín.
22-04-2013
Andrés Castro
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