La luna hecha dama

La primera ocasión donde se encuentra el día convertido en noche que se pierde en el desacato de un alma que busca libertad por cada poro suturado de arte.
Buscando la frase que haga justicia a ese blanco como mármol y negro azabache que irrumpe en la monotonía que atrapa cada rotación de mirada, aumenta el regocijo de lo que se describe como mirarte.
Esa estrella que órbita su pupila marca el camino tatuado por dioses en la encarnación de la luna, sometiendo cada epifanía en palabras dedicadas en tu honor.
La corrosión del aire que produce la manada no es más que simple luz que brilla ante la tela de la noche que traza tu vestido negro majestuoso.
Te he buscado como recuerdo sin hallazgo alguno, porque está presente en cada manifiesto de letra que empuña mi mano y mi tórax a punto de estallar en cientos de aves buscando cielo en tanta tierra.
Hoy escribo versos en el viento que corre hasta tu retina cavernosa donde se contempla cada arañazo que marcó el abismal destino.
Cada cerrojo que cerré abre de par en par de forma masiva ante esa sonrisa que se entierra como daga rellenando cada orificio de mi alma que la ventura dejo para ti.
Ya no hay pisada que marque, ni amapola de plástico que me condene su mentira, solo tengo una luna que me hace de faro me guía como quien sigue un talento.