Interrogando tu propia angustia y dolor (prosa)

2015 Abr 02
Poema Escrito por
PAR

“¡Por el amor de Dios, abre la maldita puerta!”, fue lo que gritó el piloto Patrick Sondenheimer al copiloto Andreas Lubitz, además de golpear la puerta de la cabina"

Interrogando tu propia angustia y dolor (prosa)

Si eres depresivo, enfermedad crónica de la contemporaneidad, trázate metas claras, logrables; compra viviendas, la inversión en propiedad raíz es la mejor opción, ellas te aportarán ganancias con sus cánones de arrendamiento, a más de cada año valorizar tu inversión; mantente activo, recréate cuanto puedas, haz lo que te gusta, sal, recorre la geografía de tu departamento, municipalidad y barrio.

Capacítate en lo que siempre has querido, nuestro destino y decisiones han sido planeadas y dirigidas por otros, quienes nos han hecho creer que hemos elegido el rumbo de nuestra existencia; en parte ello explica nuestro desgano, rutinización y consecuente desmotivación por la mayoría de las cosas que realizamos.

Cultiva un huerto, un jardín, aprende un trabajo artesanal, un deporte, aprende a tocar flauta, guitarra o cualquier otro instrumento musical, aprende actuación, disfrutarás siendo el actor de tu propia tragedia.

Como terapia, monta un negocio o empresa que te mantenga ocupado y entretenido todo el tiempo, el ver crecer las acciones y sus frutos, son los componentes que históricamente han mantenido al hombre atado y comprometido con su destino y el destino de otros en esta tierra.

Colócales cebaderos a los pájaros, ellos llegarán y te deleitarán, compensándote por tus cuidados; tener una mascota que esté a nuestro lado, fortalecerá nuestros afectos y vínculos; arte, ciencia, deporte, recreación y tecnología, dan sentido a cada día.

Mantén un amigo y una amiga confites, camina, camina todo lo que más puedas, mantente todo el tiempo ocupado para escaparle a los insomnios, a las ideas de fracaso a las preocupaciones, a los días oscuros, a las catástrofe e ideas suicidas.

Haz todo el ejercicio que te sea posible, hazte regalos, mímate, deléitate comiendo, saboreando y haciendo lo que tanto te gusta, no seas autoexigente y autoculpabilizante; el mundo moderno con sus violencias, vacíos y múltiples problemáticas, de las cuales nos es imposible escapar, nos hace presa fácil del estrés, la depresión, ansiedad y todos los males que de ellos se derivan.

Organiza tu agenda, donde estés interaccionando con el mundo de afuera; es precisamente, cuando te encierras en ti mismo, cuando empiezas a sufrir; mantén contacto con los niños, ellos son sabios, sinceros, generosos y nos inundan con su alegría, sinceridad y espontaneidad.

Observa la luna, el sol, las estrellas, el cielo, el paisaje, el caer de las aguas en las charcas, camina descalzo en el campo cuando empieza a anocher o a amanecer, ahora en este preciso momento, la luna ha empezado a crecer; cuando la observas detenidamente, ella te llena de esperanza y alegría; cántale a la luna, cántale al amor, expresa lo que sientes sin herir, pero con firmeza, callar las penas, dolores, las verdades y sentimientos, lentamente matan a cualquier ser humano.

Baila, danza; corre, salta, monta en bicicleta, en cualquier juego que te excite y produzcan adrenalina, cuando el hombre no se mueve ni expresa su emoción, empieza a morir. Retírate a un lugar lejano, llora tus tristezas, grita a todo pulmón, tu rabia y rencor, hasta que te desahogues, golpea un objeto, lánzate en tu cama, en una colchoneta; sumérgete en el agua, preferiblemente, en aguas limpias de un arroyo fresco y cristalino, ello fortificará tu cuerpo y espíritu. La rabia, el odio, la culpa, la impotencia, la baja autoestima y la sensación de fracaso, son la hoguera donde se consume el depresivo.

Ve al campo y vivencia la rutina artesanal del campesino, la forma en que prepara sus alimentos con leña, el sabor es más agradable; observa detenidamente, la forma en que cuida su granja, el proceso de siembra, y recolección de frutos, la forma en que éste trabaja y descansa, siendo su reloj, la luz del sol; al colaborarle con su tareas, podrás tener otra cosmovisión del mundo, diferente a la que ofrece la vida moderna.

Evita ver noticieros amarillistas, enterarte de las noticias negativas, evade las personas negativas, ellas son las que más te atraerán por su energía negativa, pero tendrás que aprender a esquivarlas, en procura de tu salud mental; si buscas pareja, que sea quien te alimente tu ánimo, y no, quien malogre tus días y noches, con su negativismo y derroche.

Puedes llevar un diario para mirar la evolución de tu enfermedad y aprender a manejarla; si caes en manos de psiquiatras, quedarás de por vida adicto a los ansiolíticos, con los efectos colaterales que estos acarrean para tu estado de salud general.

Prueba con frecuencia, un nuevo sabor, deleita y sorprende tus sentidos, ellos son los que más sufren cuando estás deprimido, el chocolate, y aguacate, las nueces, las frutas y verduras, fortalecen tu sistema inmune, evitando que cuando estés deprimido comiences a somatizar y a enfermarte.

Escribe, publica, toma fotografías, aprende otro idioma, el braille, la lengua de señas, el inglés, son una gran opción, practica y ejerce lo que aprendiste; pinta, dibuja, pertenece a varios grupos, deporte, filosóficos, religiosos, todos los que te agraden, ello evitará el encierro que precede al suicidio.

Recuerda que la depresión es más que el daño “de la de presión”, de la olla a presión o “pitadora” que lanzó su tapa, después de la guerra fría, donde se crearon los grandes electrodomésticos que hacen las grandes labores de la industria y el hogar, oficios que otrora nos mantenían absortos, cansados y ocupados, pero más saludables.

No debes olvidar que la depresión es la enfermedad del siglo XX y XXI, y que lo digan los franceses, Blanchot (“cuando hablo, la muerte habla en mí. Mi habla es la advertencia de que la muerte anda, en ese preciso instante, suelta por el mundo, de que entre el yo que habla y el ser que interpelo ella ha surgido bruscamente: está entre nosotros como la distancia que nos separa, pero esta distancia es también lo que nos impide estar separados, porque es la condición de todo entendimiento. Ella sola, la muerte, me permite asir lo que quiero alcanzar; ella es en las palabras la única posibilidad de su sentido. Sin la muerte, todo se hundiría en el absurdo y en la nada (2007: 288, en cursiva”); Mallarmé (“El pensamiento es donde las palabras deben dormir mucho tiempo, con el fin de nacer nuevas y puras”) y Derrida ("Por fiel que uno quiera ser, nunca deja de traicionar la singularidad del otro a quien se dirige"), que la depresión es una enfermedad contagiosa; se transmite más fácil la tristeza que la alegría, se tiende a pensar más fácil negativa, que positivamente, ese es el secreto de los triunfadores, que han sabido invertir sus sentimientos, en lugar de ver el lado malo de las cosas, ven lo bueno de la derrotas y las crisis y las oportunidades que estas generan.

La depresión es la enfermedad que más muertes está ocasionando en este siglo, porque deja el sistema inmune frágil para que las enfermedades hagan su festín en él; es la enfermedad de la gente inteligente, a la que con nada ni nadie se le puede engañar, mientras otros invierten su tiempo viendo un partido de futbol, comiendo como lo hacen los animales que más se estresan en cautiverio, los pollos y cerdos; el depresivo lo concibe como algo soso, inútil, y una auténtica pérdida de tiempo

Los grandes genios de la humanidad fueron depresivos, su insomnio lo invirtieron haciendo y planeando batallas, escribiendo grandes tragedias y comedias para deleitar a aquellos que no fueron capaces de escribir una sola línea de su propia autoría, para inmortalizarse.

Muchos de los grandes escritores, artistas, pintores, cineastas, poetas, cuando abandonaron su hobby, su rutina de trabajo, se suicidaron (Hemingway, Heinrich von Kleist 1777-1811. "Me es imposible continuar viviendo, mi alma está tan martirizada que, sólo con asomarme un poco a la ventana, la luz del sol que cae de arriba me daña").

Todo lo que puedas hacer nuevo y novedoso, te sacará de la rutina que mata, arréglate bien, hazte un nuevo corte de cabello, un nuevo, look, contabiliza tus éxitos y lucha por terminar tus metas; recuerda que cuando estas triste, todo tarda en realizarse y se deja por allí descuidado, aquello que antes llenaba tu vida. Aprende a ser fuerte frente a la critica y el fracaso, ese es el puente por donde se cruza para llegar al éxito; intenta, persiste y mantén clara tu meta, solo a ti te pertenece y la debes defender, porque ella asegurará tu bienestar y salud.

Busca terapia, el compartir tus penas y dolores (no en una cantina o en el vicio que te consume), cuando caminas por un lugar hermoso, es un manantial que drena y fortifica tu espíritu, nunca te castigues, ni te derrotes; cuando estas deprimido, eres tu quien se aísla y castiga, quien se declara la guerra; calma el hambre de alguien que sufre, ayuda a otros, el compartir con los demás, te saca de tu coraza egoísta, permitiéndote hacerte útil, sirviendo a los que están pasando penalidades.

Eres grande, poderoso, porque lidas y luchas cada día contra la depresión, cuando otros han flaqueado, confinados a estar encerrados, gastando fortunas en una nueva droga que alivie su tristeza, pasando a ser el conejillo de indias de psiquiatras, recorriendo casas de reposo y sanatorios, perdiendo lo más hermoso de su juventud y existencia creadora, malogrando su existencia y la de los que están a su lado.

Todo lo anterior y aún más, que tú mismo agregarás a esta lista de acciones terapéuticas, son el antídoto contra la depresión, evita el perfeccionismo, la obsesión por la belleza y el cuerpo perfecto del mundo actual, sus patológicas exigencias, propias, como lo decía el sociólogo Durkheim, de una sociedad anómica, ello te enferma; no albergues rencor, perdona y disfruta con lo que haces, por pequeño o fútil que te parezca, aún podrás alcanzar estrellas, siempre que lo sueñes y luches por alcanzarlas.

Sócrates decía, conócete a ti mismo, recuerda y reconoce los eventos que desencadenaron tu dolor y tristeza, aprende a aceptarlos y manejarlos, eres el torrente de un río, a veces vas cargado, te desbordas, pero siempre retornarás a tu curso; no te asustes cuando llegue la tempestad, ella hace falta para hacerte inteligente y fuerte, para hacerte el mago, el danzarín y piloto de tu propia existencia.

Cuando estas triste estas palabras e ideas, sonarán huecas, estúpidas, absurdas, sin sentido, hilarantes, pero será el discurso, tu propio discurso, el de tu propia abulia, angustia y desesperación, el que te sacará del túnel, del laberinto, del hoyo oscuro, donde se retuercen todos los demonios, el que te ayudará a partir de nuevo, a recoger tu morral y caminar con entereza.

Cicatriza los traumas de la infancia, la escuela y experiencias pasadas; vive el presente, no te angusties por el futuro, disfruta y sácale ventaja a este momento, aprovecha los instantes bellos que deja la vida, no los dejes pasar, nunca se repetirán; recuerda que tu viaje por la vida es, y deberá ser feliz, nadie nació para ser la víctima y el mártir, por algo sobreviviste al nacimiento, en tanto, otros no lo lograron.

Disfruta de los dones y bondades de tu cuerpo, eres el milagro de la vida, ¡cuánto puedes hacer! en tanto, otros hacen milagros y son felices con lo poco que les proveyó la vida. Si has leído hasta acá, es porque estás decidido a luchar, a cambiar, a ser el piloto triunfador de tu vida, ejemplo a segur en los que sin darte cuenta, en silencio, te imitan y admiran. “¡Por el amor de Dios, abre la puerta!”

A veces cuando más llenos estamos, es cuando más soledad experimentamos, el esfuerzo, el sacrificio, el hambre y el cansancio, el sufrimiento, son los componentes esenciales a los que les huye y teme la sociedad actual, pero son ellos, los que han creado verdaderos ciudadanos, aquellos que con amor y valentía, han sabido ofrendar su mano, cuando más les hemos necesitado.

2015 Abr 02

PAR
Desde 2013 Ago 30

Conoce más del autor de " Interrogando tu propia angustia y dolor (prosa)"