HADAS, MUSAS Y OTROS SERES

HADAS
Perdidas en el bosque de los sueños,
ajenas a sombras y maldades.
Libres y alegres, permanecen a la espera de los tiempos.
Hablan con las flores,
c
y vuelan, vuelan libres al llegar las mariposas del amor.
Hadas y ondinas que protegen cuanto amamos,
que observan como pasan nuestras vidas
y acuden fieles al encuentro.
No las vemos ni escuchamos,
a ellas no les gusta.
Las sentimos cuando el viento acaricia nuestra cara,
cuando baila el fuego en su presencia
o canta el agua del arroyo cuando pasa limpia y pura
impregnada de su esencia.
MUSAS
Musas en la noche que me alcanza,
portadoras de sueños y esperanza,
escondidas a la sombra de una vela,
de una hoguera o amor que no es posible.
Nos sorprenden en la esencia del buen vino,
burlonas, esquivas, caprichosas
pero siempre atentas
a salir a nuestro encuentro,
o a irse, así, sin más, como vinieron,
sin decir nada.
Musas que danzan sobre el aura del artista,
que lo hacen suyo, lo decoran o lo entregan a la noche,
según les apetezca.
Deseadas, buscadas, añoradas en su ausencia,
siempre esquivas, pero nunca traicioneras.
Cálidas y amigas, pura vida, esencia,
buenas compañeras.
Y OTROS SERES
Presentes en los mares de la vida,
en los valles de la oscura muerte
o en el alma acorralada por el tiempo.
Seres que acuden al encuentro del poeta cuando llora,
que endulzan la mirada del pintor cuando imagina
o nacen melodías en cielo cuando acuden.
Danzan en el aire como danzan las cometas,
hacen piruetas en el aire que es la vida,
allanan los caminos empedrados,
perturban el sueño de las musas, las despiertan
y les piden que salgan a la noche del artista,
que la iluminen de belleza.
Blanden orgullosos la espada del amor
en la fría noche de los tiempos
y a veces, solo a veces, se nos muestran
y recuerdan lo que somos.
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