Extrañar...

Extraño tanto
lo bien que nos llevábamos...
nuestras conversaciones
acerca de música y literatura,
de viajes y de sueños,
de la vida y sus enredos,
del amor y su locura...

Extraño tanto
tus caricias cariñosas,

tu risa ante mis bromas,
que dijeras que adorabas
mis imitaciones infantiles
y que me miraras con ternura
cuando hacía una diablura...

Te extraño tanto
que se me olvida que fui yo
la que te dejó partir,
la que no te perdonó,
la que prefirió sufrir,
antes que permitirte
otra oportunidad.

Te extraño tanto
que se me olvida
que no mereces
que te recuerde
y que sufra tu ausencia,
pues ya no tengo
quien me cuide como tú...

Tanto vivimos...
Tanto... y, ahora, no queda nada.