Existías.
Hermosa doncella de ojos oscuros y cabellera negra;
de piel blanca fragante que con el tacto se desintegra;
de labios rosas y sonrisa cohibida;
de dientes tersos fieles a una suave mordida;
de oscuras vestimentas que resaltan tú presencia
maravillosa figura llena de una suave esencia;
de manos blancas sumergidas en una intensa nostalgia
ahogada en la luna y en el humo de una fugaz llama.
Un pequeño retoño creciendo en la total soledad,
que torna tu piel frágil al cual toque de cristal,
y que en mis manos sutilmente se puede quebrar.
Hermosa doncella en tu rostro me siento perdido,
y tus ojos describen el mapa que en el futuro me traerán contigo.
Tus labios rosas rollizos encantadores
me han mostrado que son de la pasión unos fieles seguidores;
eres una danza macabra que en mi mente no deja de andar.
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