Existen noches.

Existen noches de aquellas en las que me arde el orgullo y puedo sentir el fuego interno recorrer por mi piel, mis sábanas no dan arrullo y quiero sentir en mi boca el sabor de su miel, hay otras en las que solo quiero rodearlo con mis brazos y acariciar sus mejillas, escuchar de madrugada sus cautelosos pasos y por la rendija de sus ojos entrar a hurtadillas, besar suavemente los parpados de sus ojos cerrados y dejar de pensar si a caso estamos errados, otras solo quiero gritar que lo extraño, que me hace falta su calor, que existen noches en las que quiero que me toque y otras en las que solo necesito oir su voz.
A ratos lo quiero sujetando fuerte mi cabello con su mirada inmersa en la oscuridad y en ocasiones quisiera tenerlo dormido a mi lado solo para poder verlo despertar.