Estoy oyendo a Nat King Cole.

-Estoy oyendo a Nat King Cole-.

Mientras escucho a Nat King Cole,
mis sentimientos se alían con
mi mente, evocando aquellos
años donde todo era distinto…,
donde la incerteza no existía y
el tiempo no pesaba como
pesa hoy, y nuestra mirada era
limpia, sin nieblas ni distancias,

ni llaves ni cerrojos…
cuando el futuro era un sueño y
el amor yacía en nuestra cama,
y la alegría nos llenaba
por completo,…

Todo era distinto:
la música, los cines, el baile,
la forma de vestir, las tiendas,
el peinado de la gente, las
parejas paseando, los coches,
las costumbres, los modales, los
niños jugando en la calle.

Mi piel se eriza al escuchar
sus canciones, aquellas bellas
melodías que oíamos los
domingos desde nuestra cama:
¿Te acuerdas…? Tú te abrazabas a
mi pecho mientras te acariciaba
la cara con mis manos.

Hoy está lloviendo a mares y
los pajarillos se distraen
picoteando gotas sobre el
alfeizar de la ventana…
El cielo se ha vestido de
invierno. Todo está mojado:
el suelo, las flores, el patio,
las tejas del tejado.

Mi corazón está llorando:
me dice que no puede más, que
las cosas son distintas, que
esta vida no es la que soñamos,
que el aire es irrespirable,
que no existe la concordia,
el respeto y el amor.

Me levanto y miro mis manos
arrugadas y vacías.
El llanto anega mis mejillas.
Inspiro profundo y miro el
calendario… Es veintiuno de
diciembre. Mi alma se rompe…

¡Estoy oyendo a Nat King Cole!

Autor Francisco López Delgado.
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