Espejo.
Espejo.
Me senté en las horas más nocturnas de la vida a tratar de dibujar mi pasado, mire dentro de mí todo lo que recordaba del ayer, pase una y otra vez por las horas y los días que me decían " acá estuvo " ...todo fue desfilando poco a poco y cuando me di cuenta ya no había nada más que examinar.
Me quede frente a mi misma, como en un espejo empezó a pasar el rostro que siempre había visto en mí, más arrugas tal vez, más pedazos de penas en mis ojos, menos liviana también y una que otra lágrima que había dejado su reflejo en el, pero había muy adentro de esa mujer que se miraba de frente una gran alegría.
La arruga era por la risa, incontrolable a veces por disfrutar lo más sencillo pero lo más especial, los ojos tenían un viso de la niña que no quería morir...era un poquito de inocencia que salía a relucir...las lágrimas más de penas eran de felicidad por ver así plena, satisfecha en la forma de actuar, nunca dejarse dominar, nunca dejar que le mataran la ingenuidad...el amor y esa entrega que siempre la hizo pensar si había actuado mal ya no era su problema, ella siempre amó con el corazón, ¡ siempre amó! El amor no da vergüenza, el amor no causa arrepentimientos, ¡eso nó! Esa mujer delante de ese espejo sabía que la alegría, la felicidad no dependía de nadie más que de ella, cuando se vio sola en esa casa no pensó en lo que perdió, siempre, siempre recordaba lo que ganó.
Por eso cuando hace ese examen de su propia realidad, la conciencia no le pesa porque sabe que su actuar aunque fue humano también fue con amor, primero los sentimientos, primero el corazón y saberse así alegre, llena de madurez, de tanta satisfacción por amarse a si misma, por andar en el mundo con orgullo y satisfacción de haber sido única, espontánea, original, sincera ...muy sincera y sobretodo con mucho amor.
C
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Arte: " Mujer frente al espejo"
Pablo Picasso.
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