Esotérica añoranza

Esotérica añoranza

Y son dos lámparas tus ojos
contemplando la marea de la madrugada,
convirtiendo en gajos de lluvia nácar,
la luna diluida en tu espalda.
Mecida por los arbustos de la soledad,
mi pensamiento danza alrededor
de tu aura y parece una orquesta
de hojas muertas,

cuando te siento lejana.
Abrigo en las losas húmedas
de mis curvaturas la brisa perfumada
que llega de España, alborotando
el silencio que derrama la ausencia de tu alma.
Se beatifica la noche sobre una llanura
de aves descalzas, serpenteando
en sus alas granate versos de llanto,
que recuerdan un Borges nacido en la pampa.
¡Ay qué rocío perpetúa el horizonte!
Si al levantarse el día no puedo siquiera,
respirar de los jazmines que avivan
las luces de tu vientre inquieto.
Canto con sigilo las amarguras
que en esotérica añoranza
se aferran a tu distancia,
haciéndome fuego entre las aguas
de tus labios ajenos.