Escritor fantasma

Místico nóvalo
la abertura se aproxima al desvelo,
muéstrame el camino correcto
y sus unánimes fantasías descascaradas
esperando ser tomadas
en legítimas evanescencias inquiridas
por una secular pluma extraviada de fantasmal estela irónica,
donde escurren pródigas alteraciones combustibles
de la mano de las más bajas tentaciones
que oscilan entre la nativa sombra ulterior

resguardada en la primitiva esquina del umbral
iluminada por intervalos titilantes junto con el fuego inquisidor

Así como Caín pensativo a la espera de su juicio
la espora envenenada se manifiesta en esperpento
desprendida de la auténtica esencia del aliento de Dios,
como una casual ausencia que nos embiste
con un miedo ultraterreno reflejado en rostros ilusos
imperceptible para el alba que se posa por encima del vulgo;
He aquí, listo para escucharte
y así desmantelar la dicha embaucadora de la ignorancia cautiva
a través del poema incinerador
semejante a la razón que quema las entrañas;
Tus letras son un patrón de moiré
suspendidas en espirales de susurros noctámbulos
encontrados en la penumbra inesperada del sigilo

(Misántropo escrutinio)
¿acaso debo mentir?,
en el suplicio de la noche eterna
soy el animal salvaje encadenado y enjaulado
a la espera de ser liberado por sus verdugos,
en el consuelo de la noche eterna
cuento ovejas, y duermo con lobos,
mientras miento en la cama
que perdona mis confesiones
junto con los ruegos silenciados
y los tantos tormentos alucinados
esos que hacen alusión al corazón desgastado
por el amor prohibido que supo amar
en la hora y el momento más inesperado

¡Sal, sal y desaste de este flagelo ajeno,
oh fantasma de divergentes sueños ocultos
con iracunda alma ambigua!,
todos nacemos ciegos
pero solo algunos lo recuerdan,
trémula identidad desenmascarada
espira el eco sibilino otorgado
por quimeras con autoridad risueña
que están por sobre el pecado original,
blasfemia adoctrinada por la mano prisionera
filial desenlace que sedas con total trino
expuesto y deleitado en un enigmático prefacio del canon moldeado

¡Dolor tantálico!,
¡no, no lo calles
no calles nada, oh insensato!,
dilo todo, desde el lacerante escondrijo del alma
que pica la psique más profunda e irreprimible,
donde somos contradicciones personificadas
deseosos de custodiar una nativa alquimia primitiva
de ancestrales maestros ofuscados
sin duelos, sin remordimientos, sin escrúpulos cuerdos,
solo los más altos aventureros
mortificados día y noche
por el consuelo de alcanzar en nómade sacrificio
todo aquel conocimiento del escrito
que redime en soledad apocalíptica;
Escritor fantasma, la pluma aun esta tibia
sedienta por más tinta sangrante de vetusta lacrimosa