ESCRIBIR UN POEMA.

Escribir un poema,
- ahora que lo pienso-
es alumbrar una nueva vida,
alimentarla con palabras,
sentimiento y ternura,
para que crezca vigoroso,
y a ser posible, apreciado.

Nace con dolor de parto,
empujado por las contracciones del alma

A veces se presenta distócico, difícil,
con irremediable dolor
que exige utilizar todo tipo
de instrumental lingüístico,
que lo fuerce a salir.

En el peor de los casos,
a practicar una cesárea
que lo arranque de la incrustación
de lo imposible en la que se halla.

- Suele suceder en el menor de los casos-.
Casi siempre, se muestra:
tierno infante, moldeable,
que mueve a la ternura,
cariño y protección,
para cuidarlo y alimentarlo
con los mejores nutrientes léxicos
que le permitan crecer hermoso,
vigoroso, sorprendente y lozano.

Para que arrebate con su belleza admirable,
para quedar en él y con él
mientras avanza y madura
hacia la senectud de su conclusión.

Para que quede su imborrable recuerdo
que se repetirá, una y mil veces,
desahogo del espíritu que un día,
le hizo vibrar con su sintonía
para no ser olvidado,
como no se olvida ese primer amor,
que sin duda, lo inspiró.