Ensalmo

Escucho esa voz aleatoria
bajo una mirada de desconcierto
mientras soy aquel alumno absuelto
dirigido por una reciproca intuición uterina,
sujeto a tus latentes devociones
como inmaculada panacea
que calibra las emociones derramadas
en un ubérrimo estado que desde lejos ha hablado
a los lejanos rincones del alma del poeta durmiente

S

eré aquel sueño malogrado
seré ese fértil encuentro vaticinado
en la intemporal hora de lucidos cuerpos astrales
que azoran una extraña atracción
acortejada desde la penitencia más altiva
por todo lo que callas en el remordimiento anodino

Oh día deliberado, oh cautiva diadema elogiada
refugiada desde lo más alto
dueña de mis lágrimas y alegrías
no volveremos a vernos de la misma manera
porque será mentir a la cínica cara ausculta de la espera,
dime donde ha quedado lo absoluto
cuando todo ha hablado por sí solo,
errabundo predestinado
no es tu tiempo, no es tu tiempo

¡Rediós!, oh musa mía
todo lo que has abandonado
no significa nada, no significa nada en el ocaso imperecedero
porque un extraño contacto de ecos correlativos
nos redime hacia la cópula del infinito
donde tu amor moro solo para mí,
dejando que lo imperceptible
nos rodee en el soluto absoluto
atenuado en el letargo balsámico
de tu líquido amniótico
donde solo una palabra tuya bastará para sanarme y liberarme
de todo lo mundano, de todo lo asimilado