En la hora azul


En la hora azul, seda manto
cincelado en lentas horas
donde se ha ocultando el astro sol;
y con ello, una ávida sed.
Delgado espectáculo de melancolía,
madrigales de un reflejo perfecto;
tibia presa bajo el enigma melodía
de la vaina y setas versos.
H
forjados tras la última escena;
en el impulso de vuestra pálida mejilla,
caricia cercana sobre mi tez.
Embelesos trazados cual eco de libros,
que inundados abarcasen el alma
y el fondo del propio abismo.
Amplios pórticos
transformados en un murmullo,
acudiendo en cada letra excedida;
esclavos desnudos por la quietud del silencio.
Entre tanto, por el cielo, reflejos de espejos en pedazos,
intangibles formas de la substancia soñando
y una inspiración alondra pujando.
Los esféricos coros
deshojándose en medio de la cuitas;
cual cúpulas de milimétrica calidez nutrida.
Cercano a todo ello;
un arroyo de iris claro creciendo libremente,
estableciendo la utopía donde los tonos del latidos se besan.
Y una bruma suntuosa difuminando el paisaje
de afluente estéril del ensueño olvidado,
en su prisión valerosa.
…Deja que te beba,
¡Sólo deja que te beba!
sobre la hora lapislázuli
entre la sombra y la luz.
*
Agosto 28, 2017
© 2017 Gabriela Ponce de León, La Dama Azul. Todos los derechos reservados.
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