EN EL CAMPO TAN VASTO...

En el campo tan vasto, en una alegre mañana,
los vacunos giraban en una loca fuga...
Sobre un árbol tupido se asomaba una oruga
matinal. Una púber se mostraba profana.

El pastor, que ignoraba la caricia lozana
de tal joven vestal que lo sofoca y subyuga,
sus bucles amarillos se acomoda, y enjuga
la lágrima de antaño por ésta nueva Diana.

Y

acomete. En el éxtasis de aquél idilio tierno,
el sol suelta su yugo de tirano gobierno
y el césped se disipa con contornos de rojos.

Es un silencio abstracto e idílico el del campo...
Y él se embriaga de dicha al reflejarse en el lampo
de aquéllos verde-claros y bucólicos ojos.

D. R.