Ella

A LA MUY QUERIDA A LA MUY AMADA
en cada noche abandonada.
Por tantos hombres compartida
por ningún amor poseída.
De cariños siempre sinceros
sin más mentiras que la acordada
en mi lecho su esbelto cuerpo
donde puedo acariciar su alma.
Inexpugnable fortaleza de secretos
de arcanos formando su cuerpo,

piernas asfixiantes, ojos penetrantes
es ella todo mi consuelo.
Como otros tantos he llegado
a los placeres de su cama
haciendo un trato honesto
dándole vida a la palabra.
Confiesa su verdadero nombre
infundiendo a lo inerte la gracia
de sus manos que me arrancan
la desgracia de olvidarla.
Ahora es mía, sólo mía
aunque su cuerpo les mienta
da su tiempo, no su alma:
Su alma es sólo mía.