El vapor de la poesía

Disfruto los matices sutiles, la connotación de cada palabra,
de cada sonda emitida, y de cómo hábilmente se ponen juntas en orden
como joyas en un adorno para las generaciones venideras.
La forma de los textos habla de la soledad melancólica
que entra y sale de mi alma, a medida que avanza la lectura.

Huelo el perfume de las letras como el olor de la fruta madura fresca,
con ganas de probarlo, hincarle el diente profundo y dibujar jugo.

Soy un animal

que puede oler el valor de la poesía desde la distancia,
un orfebre que podía predecir su peso en oro.

Mi avaricia por una dieta poética, nunca muere, sólo se hincha.

Cada poema de mi especie, me hace su amante.
Todas las palabras, me llevan a un
recuerdo, me arrastran hasta llegar a un espacio en el más allá;
toques de la eternidad y destellos.
Incluso si el poeta me deja a mitad de camino, todavía vería la luz.