El Valle
Entre gritos y malestares,
iba andando de prisa,
un señor sin camisa
caminando por la calle.
Solo rogaba un detalle:
que le dieran una frisa
para cubrirse de la brisa
y no morir en El Valle.
E
tierra maldita y muy sucia,
donde vive la minucia
y no se puede escapar.
Llegan para buscar
mucha plata que ensucia;
son personas sin astucia
que no se pueden superar.
Volviendo con el hombre
que agonizaba en frío,
en medio del gentío
y no se sabe su nombre.
Se acostó inconforme
en un lugar sombrío,
controlando el escalofrío
en ese completo desorden.
Conocía ya su destino;
morir sin reencontrarse,
y al verla: emocionarse
¡la hija que había perdido!
Suspiró muy profundo
y cerró sus ojos.
Descargó sus enojos
el pobre vagabundo.
Estaba solo el moribundo
con sus labios rojos,
y por seguir sus antojos
¡se fue de este mundo!
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