El ser que nunca existió

El ser que nunca existió
Te sufro, que absurdo si nunca te tuve.
Y te tuve pero sufría… que absurdo.
El vivir en apariencia la insensatez que cubre
Las palabras de un aliento burdo.
La verde esperanza renacía
Pero una corteza iniciaba a migrar…
Forzando como enredadera, te protegía al día
En otro momento absurdo, recuerdo te mande una luna
Que lucho en oscura niebla para verte
Y con las pocas centellas que no llenaban la urna
Le sumabas tu balcón abierto para no sorprenderte.
Tal vez no fui un tesoro para un arca vacía
Que siempre orientaba a tu dirección,
De esta forma el oleaje de mi depresión caía
Cada vez que tomabas el timón.
Finalmente, recuerdo como despedí…
La tarde que demande un abrazo de superación
Cuando a mi vida las historias y poemas piedad pedí,
Fuiste quién acribillo mi silencio infinito con tu disipación.
Ahh… Que absurdos símiles estoy imaginando
Al ser que conmigo desvaneció.
Mientras intuía absurdo que estaba madurando,
y por un momento la desconfianza falleció.
[Retomando]… Al levantarme, eras diferente; ornada por doquier,
Y aunque lo absurdo en tomarte me llenaba de impaciencia…
Notó que mi llanto era distinto al de ayer…
Exclamó: ‘¡Tarde! quisiste a alguien real, pero sin existencia’.
Fernando 2018

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