El mar

Sentada en la arena con la brisa de la mañana
Sentada en la arena con mirada fría y cálida
Absorta en mis pensamientos, siendo estos todos, siendo estos nada
Sentada escuchando el mar, mi bellísimo mar.
Pudiera la gente pensar en su lugar favorito
Pudiera la gente apreciar lo infinito
Pudiera siquiera tener alguien la belleza del mar en su mirar
Si quisieran, si observaran, si callaran, si el alma respirara
Pudieran eso y mucho más.
Q
Aquel ruido se convierte en una armonía para mis oídos
Tan delicadas las olas, tan fuertes, firmes y potentes
Enfrente de mi hay toda una grandeza, mi gran admiración
Es como si me unificara al paisaje
Dejar de existir, para existir en él
Calma, paz, armonía y toda mi libertad
Siento como esta se sale de mí y se uno a algo más
Mi mar, tan mío como de nadie más
Agradezco todo aquello que me das
Esas gotas de agua salada, salpicando mi alma
Mi vida es mágica porque existe el mar.
Las horas pasan y yo sigo aquí, la tarde cae y yo sigo aquí
Provocas en el cielo un arcoíris multifacético
La marea sube y mi corazón palpita
Tu estas aquí y mi vida continua, el mar, mi bellísimo mar.

Conoce más del autor de "El mar "