EL HOMBRE LOBO DEL BRACTEATO DE ORO ( III Parte)

EL HOMBRE LOBO DEL BRACTEATO DE ORO
( III Parte)
Después de haber visitado conocidos en Klosterstrasse y compartido alegremente chocolate y torta, me dirigí a casa siguiendo la senda de viñedos. Aún no daban las nueve de la noche y faltaba medio trayecto, cuando de pronto, por la parte delantera, allí donde se puede ver una capilla y en un cruce de caminos con la vía principal de Sankt Martin, otra vez se dejaron escuchar los aullidos. Notando que seguía mi camino la fiera, pretendí evadir su encuentro tomando la senda de Kropsburg que tiene su antiguo castillo unido al caminito llamado Kukuxweg, que más adelante se junta con Einlaubstrasse. Y en verdad caminar a esa hora por el angosto tramo elegido no me resultó el más tranquilizante por ser una cuesta empinada llena de árboles, para luego tener que descender hasta unirse con la calle principal. Y mientras mi apurado viaje en pleno bosque seguía, allí donde resultaba más oscuro el tramo lleno de matorrales y pinos frondosos, nuevamente un aullido desgarrador. Y aunque temí el peligro, ese lapso fue decisivo para dejar de una vez por todas la duda respecto a su existencia del monstruo y, cogiendo un madero me aproximé a él por un atajo. Sin embargo, ese ambiente de plenilunio no era para la tranquilidad. Mas por algún sino por demás extraño, en momentos que debía definir mi fortaleza enfrentando a la criatura que parecía conocer mis caminos o adivinar por dónde hallarme, hizo que le descubriese con toda su espantosa figura. Efectivamente, estando protegido por unos árboles a unos pasos del engendro, pude ver con toda claridad su cuerpo de un hombre deformado por algún poder abismal, un hombre lobo de negro pelaje, resaltando sobre su pecho un bracteato de oro con cadena tan brillante que parecía de fuego ante la luz lunar. Fue muy triste y horrible a la vez encontrar indicios de alguien conocido en ese hocico alargado que oteaba el aire buscando. Seguramente la impresión me tuvo inmóvil por instantes al recordar y saber dónde había visto ese talismán con su dueño. Me preocupaba que también ese hombre lobo supiese de mí al detalle. En ese instante aparecieron ruidos de caballos acercándose por la calle principal que hicieron cambiar mi rumbo y destino.
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02/01/2023
Acompaña música de fondo.