EL GUARDIÁN DEL RECUERDO
I
Háblame de tus sueños húmedos
y les guardaré en el baúl del ático,
en las olvidadas ánforas del desierto.
No escribiré palabras en pergaminos,
sólo guardaré fumíferos recuerdos
en botellitas ámbar, negadas al fuego.
Despiértame, sí acaso, duermo.
Vacía en cada poro de mí, tus recuerdos,
en los recónditos lugares,
vericuetos manglares
donde se les niegue el fuego.
II
Estoy aquí, porque demandas en ruego,
mí presencia comprensiva
y la paz que te proveo.
Soy el noble ser que con amor te veo,
y sufro también, siendo fiel consejero
de un amor diluido y negado al fuego.
Llegado el momento y debajo del sombrero.
Mis cálidos ojos
te auguran despojos,
fundiendo en botella todos tus anhelos
y distendiendo los cirros cargados de celos,
los alejo pronto de la presencia del fuego.
III
Trabajo a San Valentín y al infante Cupido,
ellos me han dado todo lo que he sido.
En los años que llevo resguardando martirios,
muchos son los seres despojados de delirios.
Ellos vienen y vacían, entre lágrimas y vahídos,
los recuerdos fumíferos de sus entrañados denuedos.
IV
Soy guardián del recuerdo
que almacena palabras escritas en humo,
en botellitas que asumo
son burbujas de amor en el tiempo,
delicados fragmentos negados al fuego.
Una llave te doy, que abre la puerta
y destapa las botellas de ámbar procedencia.
No uses la llave que entraña demencia,
sí se escapan los gases, se esparcen recuerdos
y te llevan a caminos de naturaleza incierta.
Por eso les sello y les niego al fuego
soy el guardián que resguarda recuerdos.
EPEV- Poerrante.
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