Doctor muerte

Le dije a mi psicólogo
Que deseaba febrilmente
Matar a alguien este domingo
Y con habilidad terapéutica
Y sentido común contestó:
-Mañana asóciese a una ONG,
Este domingo solicite la baja
Y ordene que le devuelvan su dinero
Por la dudosa administración
De la organización.

Volví al psicólogo
Pues ardía en deseos
De lo mismo:
-Mire usted,
Corteje a la mujer más fea
Y desesperadamente católica
Que encuentre
Y déjela sola
En el altar…
No desaparecía esa sensación:
-Podría intentar esta vez
Con suma cautela
Infiltrarse en un hospital,
Desconectar
A algún pobre anciano
De su respiración asistida…
Siempre es difícil saciarse del todo:
-Yo lo que quiero
Es dejarme de rodeos,
Manifestar mi ira…
Usted me entiende doctor.
-Tal vez no sea el asesinato
El deseo que usted
Desea completar…
¡Ánimo!
Un último intento,
Escriba un relato
Y utilice como personajes
A sus seres cercanos
Y conocidos.
Mátelos a todos
Mediante una manifestación
De usted en su propia obra.
Tras hacerlo
Múdese a otro continente
Y publique su relato
Como si de un artículo real
Se tratase en alguna gaceta
De su nuevo hogar, y por supuesto
Escape del lugar si puede…
Aún seguía algo faltándome,
Algo se me escapaba:
-Usted padece un grave trastorno,
“El síndrome del fumador”.
La muerte es igual de irremediable,
Como relativa.
Así pues lo difícil es conservarla,
Arrebatarla carece de cualquier
Mérito posible,
Su subconsciente está convencido
De que arrebatarle la vida
A otro ser incrementará
Su tiempo en la Tierra.
Usted está convencido
De qué ver sufrir
A otra persona
Propicia que su propio
Sufrimiento sea absorbido
Por la manifestación
De su víctima.
Usted piensa
Que un cigarro
Tan solo es un cigarro.
Venga a mi balcón
E invíteme a uno de sus cigarros,
Después de matar al médico,
Habrá matado a todos sus pacientes,
Se sentirá más aliviado,
Necesita realzar su vida
Con una dosis de elegancia,
Humildad y disimulo,
En la cárcel no le dejaran
Seguir matando a nadie
Querido colega.
No está mal matar,
Todos lo hacemos
De algún modo,
Lo que está de más
Es la agresividad
Y la falta de tacto
Y talento,
No sea usted idiota,
No es usted el único
Que se ha dado cuenta
De que aquí somos demasiados
Y tal vez las cosas
Le irían mejor a uno
Si desapareciesen
Un par de individuos.
Suele pedirle fuego
El fumador al no fumador,
Rara vez sucede al contrario,
¿No cree usted?